Tampoco estaban tan mal las cosas, Horacio nos hacía reir y de chicas lo adorábamos y tenia cierta gracia estar de pronto conviviendo con dos hombres. Aunque curiosamente nuestra casa parecia tener el poder de convertir a todo el que viniese una mujer a la que le faltaba su hombre.
¿Porqué nadie se alegraba de verdad por mi? ¿Porqué sentía que todos me tenían lastima? ¿Serían realmente celos o estaban todos seguros de que me iba a equivocar tarde o temprano? Sí, la mirada de un desconocido puede hacernos sentir muy distintos a como creemos que somos. Eso a veces puede ser muy gratificante, otras veces puede resultarnos insoportable y por más que tratemos no es nada fácil sacarse esa sensación.
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