she had only one more dance

domingo, 24 de junio de 2012

De chica aprendí que para comunicarse no siempre son necesarias las palabras. Las palabras se pueden manipular, pueden perder su valor o tener demasiado. En cambio el silencio es más noble. El silencio es algo que se puede compartir. El silencio es estar en control. El silencio es poder.
Un día simplemente deje de hablar y descubrí que fue ahí cuando empezaron a escucharme mejor. Dicen que somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestro silencio. Y yo nunca voy a ser esclava de nada.

Sufrir en silencio es un grito desesperado, un grito mudo que ensordece. El vacío se vuelve innombrable porque solo nombrar eso que nos falta nos parte el corazón al medio.
Es como eso que no queres contar para que no se pinche, crees que el solo hecho de nombrarlo puede arruinar todo. ¿Lo existe en silencio deja de existir si lo ponemos en palabras?Palabras obvias que no hace falta decir o tal vez justamente por obvias hay que decirlas.Lo viste mil veces, sabes que pasa, pero hasta no ponerle palabras no es real.

El problema de las palabras y el silencio es cuando no hay nadie al lado tuyo para escucharte. Que más lindo que compartir un silencio con alguien? Que más lindo que la simple sensación de compañía que te dan algunas personas sin tener que ni siquiera tener que decirte nada? Muchas veces el silencio es la mejor respuesta, pero el que calla otorga, y no se puede otorgar siempre, porque te quedas sin nada. A veces está bueno que vengan a preguntarte como andas, y sentirte en confianza para poder hablar, y descargarte, el problema es que pasa cuando al alma le falta lugar ? Qué es mejor? sufrir en silencio? O gritar tus cruces? Todos estamos de acuerdo en que es mejor gritarlas, descargarte, pero no es eso querer derramar los problemas sobre los demás? y si tenemos cosas que decir y no las decimos? Lo que no decimos no muere, nos mata. Por eso, hay que pensar lo que se dice, porque el silencio puede resumir 1000 palabras innecesarias, y 1000 palabras bien usadas pueden explicar cualquier silencio.

martes, 6 de marzo de 2012

Cuando hacemos algo de lo que estamos orgullosos hay que aprovecharlo porque en la vida vamos a cometer mil errores de los que vamos a estar arrepentidos por eso cuando estamos orgullosos de algo hay que hacerlo vivir, eso vale más que cualquier error. 


En apenas un instante, un momento, un segundo en el que uno equivoca el camino. A partir de ahi cada paso que damos nos aleja cada vez mas de nosotros mismos.

La vida son como dos peliculas que pasan al mismo tiempo. Una, muestra el presente, y la otra muestra el futuro. Lo que vos decidis en el presente, si o si te cambia el futuro.

Nada tiene una unica solucion. No todo es lo que vemos por los ojos; por alfo tenemos otros cuatro sentidos mas. Simplemente tenemos que animarnos a usarlos y aprender a ver, a ver con los otros sentidos. No todo es lo que vemos por los ojos, siempre hay mas, mucho mas. 

lunes, 26 de diciembre de 2011

Mucho tiempo que no escribo, a veces me cuesta pensar que esta es la última manera de terapia que tengo, si no puedo hacer esto, no me curo más. 
El tema fue que la última vez que estuve en rehabilitación, en New Jersey, me obligaban a hacer terapia, con un psicólogo, psiquiatra y todos esos médicos que a fin de cuentas nunca logran nada, el último día, ya todo el pabellón sabía que me iba a ir esa madrugada. Ese día, en terapia me dijeron que la desición era mía. Era un centro a puertas abiertas, aunque los de asistencia social se habían empeñado en que me encerraran. Igualmente, haciendo todo el despilfarre de dinero que hicieron, el centro era a puertas abiertas. 
Cuestión, el terapeuta me dijo que si no me servía el centro, y no hacía nada para liberar mis odios profundos iba a estallar de dolor interno, y nadie me iba a sacar de ese agujero negro que iba a sentir en todas partes. Que lo único que iba a poder dar era odio, igual así aunque reciba flores. Él me dijo que probara, para ver si servía, escribir todo mi pasado, en un breve cuento, porque sino nunca iba a salir de ese terrible pasado, y éste me iba a invadir. 
Bueno, me voy a animar a contar que fue lo que paso en Jersey para terminar en un centro de rehabilitación, que no es lo más normal del mundo. Ah, igual, antes tendría que contarles que paso desde mi feliz infancia hasta mi podrida pre-adolescencia y adolescencia. Cuando tenía 12 años, mi papá desapareció de mi casa. Nueva York estaba en medio de una terrible epidemia de gripes terribles, y en aquel tiempo, el único remedio que existía era el de la tos. Mi papá desapareció, y las mujeres que limpiaban mi casa me cuidaron unas dos semanas hasta que el servicio social se encargó de mi, y se ocupó de todos mis bienes. 
No quería vivir con otras familias, yo podía cuidar de mi misma, siempre fui muy independiente. No necesité de nadie, y ahora me venían a llevar con gente que no conocía. Los equivocados fueron ellos, porque las cosas que viví con cada familia desembocaron en la única felicidad de una mendiga: LA DROGA.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Last trip to London (three)

Hoy no me puedo quejar de nada. Todo el pasado, incluyendo los últimos siete meses que cuentan como pasado, ya pasaron, y la persona que soy es el resultado de mis vivencias anteriores, incluso de los errores drásticos. 
Hoy fue la primera vez desde que llegué que fui a la playa. Tenía que agudizar mis sentidos, que no habían practicado desde la última rehabilitación en Nueva York. A veces, cuando estoy con mi mente en paz, me pongo a pensar todos los lugares que recorrí en el último tiempo. Pero cuando pienso eso, mi mente suele entrar en un laberinto y no sabe qué pensar. Recorrí muchísimos lugares, sí, que a cualquier persona le gustaría, y estaría eternamente agradecida de la vida de haberlos visitado, pero de ellos, la mitad, o un poco menos, no los recuerdo, y cuando intento recordarlos una nube gris me hace doler la cabeza de una manera insoportable y me recuerda a aquel cuarto blanco. 
Me desvié, pero comencé a contar mi día de playa. Me encanta la playa, incentiva todos mis sentidos. El paisaje de la playa hace que mis ojos descansen como en el limbo. No hay nada más paradisíaco que una playa donde solo estoy yo, el viento y el mar que amaga a llegar, pero como algunas cosas en la vida, nunca llegan. El olor a mar, ese olor a aire puro, que cuando inspiras profundamente esa sensación de aire seco que pasó por el mar antes de llegar a los pulmones te invade. Y el gusto al agua salada que hace 18 años que no sentía. La arena, rasposa, que se pega en la piel y te hace cosquillas y te pone los nervios de punta. Esa combinación de los cinco sentidos es lo que representa la playa. 
La playa es mucho más que la playa para mí. Para mi la playa es como ir y hablar con mi papá. Hace 18 años que no habló con mi papá. Mi papá era mucho más que el hombre que me hizo nacer, mucho más que un simple papá que se ocupó de mis caprichos. Mi papá era un amigo, un confidente, mi papá era la persona que sabía exactamente lo que yo sentía, era imposible engañarlo, el me miraba y sabía lo que sentía, sabía en ese preciso instante lo que se me iba a ocurrir un segundo después. Perder eso fue lo peor, significó la deriva para mi vida, una deriva de la que solo podría salir, con mucho esfuerzo. 

viernes, 23 de diciembre de 2011

Last trip to London (two)

Me desperté, abrí los ojos y miré silenciosamente el techo por unos cuantos minutos que no conté. Estaba paralizada, tanto que me dí cuenta que me había olvidado de respirar. Tomé aire de una vez, y se me cerraron los ojos, necesitaba luchar para mantenerlos abiertos, nono podía volver a dormirme. Cuando pude reaccionar, me senté en la cama, y cuando me toqué el pelo me dí cuenta, estaba transpirada, y el recorrido de las lagrimas secas había quedado marcado en mi rostro. Hace tiempo que no soñaba, y mucho más tiempo que no tenía una pesadilla, pero con los últimos años, era de esperarse tener una pesadilla de ese tipo. 
 
 Fue en Londres, cuando tenía unos cinco años, y faltaban seis días para mi cumpleaños. Mi mamá estaba muy enferma, y lo único que tenía a mi lado era a mi papá. Mi papá nunca se daba por vencido, siempre me decía que tenía que ir, hablar con mi mamá, que ella me quería. Pero desde muy chiquita me dí cuenta que no era así. Igualmente para hacer feliz a mi papá, que era lo mejor que tenía en el mundo, era el regalo de mi dios, fui a hablar con mi mamá, le conté que ese día había sido el cumpleaños de mi señorita del jardín y que una mamá de una compañerita le había hecho una torta que estaba riquísima. Mi mamá me miró, y le dijo a la enfermera, 'sáquenla de aquí, ya'. No necesite que lo hicieran, la miré, con una de esas miradas de despedida, llena de lagrimas, pero no lloré, me tragué esas lágrimas porque no le iba a demostrar su poder sobre mi, y me fui, tranquila, caminando, y observando cada detalle porque sabia que nunca iba a volver a ese oscuro lugar. Esa noche tuve una pesadilla, soñé que tenía una mamá pura, que me llevaba a la plaza, y invitaba a mis amiguitas a la pileta, y de pronto aparecía mi mamá, el fantasma de mi mamá, y comenzaba a gritar 'sáquenla de aquí, sáquenla ya!', comenzó a tirar todos los muebles que estaban a su paso, y cuando me miró, me desperté. Esa noche mi papá fue a mi cuarto, porque había escuchado gritos mientras dormía, y se quedó dormido en el sillón, entonces lo levanté y lo invité a dormir conmigo, y le conté a mi papá, mi dios, mi amigo y mi confidente, todo lo que había pasado ese día. Mi papá me explicó que mi mamá estaba muy enferma y ya no reconocía ni su propio reflejo. Pero aún así seguía enojada. Era mi mamá!  

jueves, 22 de diciembre de 2011

Last trip to London. (one)

Nada mejor que las vacaciones. Las vacaciones son para relajar cada musculo de tu cuerpo y no pensar en nada ni nadie más que vos. Tienen ventajas y desventajas. Y son especiales, las mejores, siempre, son las de verano. Estoy ahí, acostada en una cama que no es mía, durmiendo, y despertando a cada rato, dejando recorrer por mis venas la música que hace fluir mi sangre más de prisa. Específicamente hablando, Sabina, es que me hace acordar a él. Me acuerdo y me río por todas las cosas que pase con él, y las que imaginé pero nunca pasé. Y si habrán pasado años de la última vez que lo vi. Pero el estar ausente no anula el recuerdo. 
Estoy acá, descansando la mente de todo el pasado que recorrió atrás mio todos los kilómetros que hice para llegar acá y refugiarme. Pero me di cuenta con sólo un día de antigüedad que al pasado no se le puede cerrar la puerta como a una mala noticia, el pasado te marca, el presente te hace frente y el futuro te espera. 
Nadie entiende la verdadera razón de mi viaje. Nadie me mandó, vine porque quise. Muchas veces cuando de tan solo ver las paredes te provoca claustrofobia, significa que necesitas respirar, por más invasivo y provocador que sea todo lo anterior.  
La vida es una tapicería que se borda día a día con hilos de muchos colores, unos pesados y oscuros, otros delgados y luminosos, todos los hilos sirven.